Bienestar

 Bienhechora biodiversidad

El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son problemas reales.

Hay miles de especies amenazadas o en peligro de extinción.

Cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambient y se se presentan numerosas iniciativas para la educación ambiental y la protección de la biodiversidad.

 El Paraíso perdido de la biodiversidad

Quienes superamos el medio siglo de vida podemos constatar a ojos vistas la pérdida de la biodiversidad.

En el jardín de mi infancia, había una rica diversidad biológica donde coexistían en armonía plantas ornamentales y árboles frutales ; insectos y aves, anfibios y reptiles domésticos.

Era un mini  ecosistema donde  existía un equilibrio en un entorno natural sano. Un oasis de tranquilidad dentro de la ciudad.

En aquel  «locus amoenus»  me vienen a la mente mariposas y libélulas revoloteando entre las flores ; escarabajos, mariquitas y alacranes entre la hojarasca del  suelo. Parafraseando al cantor : «batallones de abejas chiquitas, arañas, babosas y aves bonitas».

Recuerdo a los canoros sinsontes, totíes y pájaros carpinteros ; abejorros y colibríes libando el néctar de las flores.

En semi cautiverio vivían también un par de cotorras entre mangos y  guayabales.

De vez en cuando se podía observar pequeños jubos acechando grillos o lagartijas.

En las noches era común ver en el follaje de los árboles especies nocturnas como el murciélago casero, el búho o la tatagua.

Y también los luminosos cocuyos, un deleite para los niños.


Hoy poco queda. No se trata del paraíso perdido de la juventud. Son los efectos del cambio climático.

Emergencia climática. Una extinción de especies sin precedentes.

«Un millón de especies podrían extinguirse por culpa de los seres humanos» – advirtieron científicos en un reciente informe ante la ONU el pasado mes de mayo.

No es un cuento falso. El cambio climático ya está provocando graves daños a la naturaleza.

 

Desde la Cumbre de la Tierra (Río, 1992) se viene hablando de la necesidad de conservar la diversidad biológica y cuidar los ecosistemas porque de ello depende la supervivencia de la tierra.

De ahí la urgencia de luchar contra el cambio climático, proteger los ecosistemas marinos y terrestres, arrecifes coralinos y manglares para detener la pérdida de la biodiversidad.

Además, el calentamiento global afectará el bienestar de millones de personas. De hecho, estudios científicos aseguran que : «las consecuencias del cambio climático, sobre todo el aumento del nivel del mar, será más grave de lo previsto en zonas costeras bajas y humedales».

Y los países más expuestos son las pequeñas islas del Caribe y el Pacífico.

Observar la naturaleza para preservar la biodiversidad 

Desde los años 90, el Museo Nacional de Historia Natural de Francia (MNHN) organiza proyectos de observación participativa e identificación de especies de plantas y animales .

Con ello se propone alentar a  «naturalistas amateurs»,  apasionados de la naturaleza  así como especialistas jubilados a participar en la observación de aves y mariposas en los jardines.

En estos proyectos de  Ciencias participativas  se emplean medios lúdicos para que los niños puedan familiarizarse con las plantas y animales de su entorno y reconectarlos con la naturaleza.

Se prioriza  además la educación medioambiental  desde la escuela primaria en los programas educativos con viajes pedagógicos : visita de jardines botánicos, paseos por la naturaleza en las reservas naturales y visitas de terreno a estanques y ciénagas( ámbito natural de anfibios y reptiles).

Entre otras iniciativas encontramos la proyección de documentales sobre la flora y fauna local,  charlas sobre la necesidad de sembrar árboles y plantas ornamentales en espacios públicos como muros,  aceras y parterres para reducir la contaminación sonora y ambiental, etc.

Estas son solo son  algunas  iniciativas  para salvar el planeta, pero cada una cuenta.

Y porque el cambio climático nos atañe a todos, hay que actuar. Aún estamos a tiempo.

Wellness Destiny Foto: Photo by Глеб from Pexels

Susana Menéndez

Graduada en Ciencias Biológicas (UH) y en Filología Hispánica (Université Clermont Auvergne (UCA)- Francia. Sus experiencias en diferentes ámbitos (científico, docente) animan su quehacer cotidiano a partir de la práctica del consumo responsable.

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