Marrakech, capital cultural africana 2020
Por primera vez un país de África izará los colores de la cultura capital cultural gracias a su rico patrimonio artístico y arquitectónico.
Este galardón permitirá a la milenaria ciudad de Marrakech fungir como vitrina de la diversidad de expresiones culturales.
La cosmopolita Marrakech está inscrita doblemente Patrimonio de la Humanidad de la Unesco por su Medina, en 1985 y la Plaza Jamaa el-Fna como patrimonio inmaterial en 2001.
Es la puerta de entrada ideal para un primer contacto con la cultura arabo-musulmana.
Marrakech, mezcla de culturas y tradiciones milenarias
Marrakech ha sido siempre sitio de confluencia de culturas : bereber, árabe y gnaua (una etnia originaria del África subsahariana) y – aunque en menor número- judía y cristiana.
La Medina, fundada en el siglo XI por los Almoravides– dinastía de nómadas bereber- atrae viajeros desde hace un siglo por su atmósfera, riqueza cultural y sabores inconfundibles.
Fueron los Almoravides y luego los Almohades quienes edificaron la enorme muralla que protege la ciudad y un original sistema de irrigación para los suntuosos jardines y Palacios.
En el siglo XII la ciudad ya era un conocido centro cultural donde acudían médicos, filósofos y eruditos. Testimonio de ello la Koutubia, mezquita construida por un sultán almohade y joya del arte hispano-morisco que domina con su minarete la Medina y la Plaza Jamaa el- Fna.
Jamma el-Fna, corazón palpitante de la ciudad y teatro al aire libre
La célebre plaza brinda cada día un espectáculo diferente tanto a turistas como a locales en la capital cultural africana.
Desde temprano se instalan vendedores ambulantes de agua, quincallería y pociones afrodisíacas ; encantadores de serpientes y cartománticas u otras actividades insólitas.
Luego en la tarde se abre el espacio teatral y entran en escena los artistas callejeros.
Músicos gnauas en transe acompañados de tambor, laúd y castañuelas bailan al ritmo hechizante de percusiones junto a malabaristas, juglares y bailarinas de danza del vientre.
Al anochecer, una multitud se congrega fascinada en torno al contador de leyendas árabes.
Todo un conjunto de artes populares que ofrece un auténtico espectáculo de gran riqueza estilística y perpetúa el sincretismo cultural entre Oriente, África subsahariana y Occidente.
El artesanado, otro elemento clave del patrimonio cultural de Marrakech, capital cultural africana 2020.
Explorar el laberinto de calles de los zokos es entrar en una inmensa caverna de Alí Baba y la oportunidad única de ver trabajar a los maestros artesanos del cuero, tintoreros, orfebres y ceramistas, todos herederos de un artesanado milenario cada vez más raro de encontrar.
Una buena ocasión para perderse en ese gran bazar y encontrar la alfombra mágica de los cuentos o unas cómodas babuchas en piel de camello o el típico servicio de té marroquí…
Riad, un oasis de tranquilidad dentro de la Medina
El Riad es la tradicional casa familiar de estilo árabe-andaluza, construida alrededor de un patio con fuente, naranjos o granados y decorada de azulejos, lejos del bullicio del zoco.
Hoy la gran mayoría han sido transformadas en casas de huéspedes donde se pueden degustar platos típicos de la cocina casera magrebí como el cuscús y el tajín de cordero y tomar cursos de cocina o caligrafía árabe antes de relajarse en un tradicional Hammam.
El Hammam, milenario ritual de belleza oriental
El hammam, digno heredero de los baños romanos, se expandió por Turquía y el Magreb.
Este arte ancestral forma parte del rito de purificación corporal antes de ir a la mezquita, pero también es un espacio para el cuidado de la salud, belleza y un centro de vida social.
Cuentan que desde el siglo VI los Califas Omeyades preferían a las bereberes por su belleza.
Así que luego del paseo por la Medina y los zocos, no viene mal un paréntesis relax en los vapores calientes de un Hamman para salir con la piel regenerada y la mente relajada.
El arte del Hammam, paso a paso
En el Hammam tradicional se entra a un baño saturado de vapor a 45°c y 90% de humedad durante unas dos horas, en un espacio con luz ténue y fragancias de rosa y eucalipto.
Primero se pasa por un baño tibio para habituar el cuerpo al calor húmedo y abrir los poros. Seguidamente se lava la piel con jabón negro (fabricado a base de aceite de palma y oliva) para limpiarla de impurezas frotando con un guante de fibras vegetales las zonas rugosas.
En complemento, muchos hammams proponen envoltura de Rhassoul (arcilla mineral natural) para completar la exfoliación y suavizar la epidermis, enjuague con agua de azahar y un vigoroso masaje corporal con aceite de argán bio para dejar la piel tersa y rejuvenecida.
Y para finalizar, una sala de relajación bebiendo un té de menta para rehidratar el cuerpo.
Este ritual milenario hoy en día se promueve como tratamiento de medicina alternativa por sus efectos benéficos para la piel, su poder relajante, antidolor, antiestrés.
Siempre y cuando su médico de cabecera verifique que no existan contraindicaciones para la salud.
Sin dudas Marrakech será un destino a tener en cuenta en 2020. Choukran, Marrakech !