Baños de Nubes para todos los gustos
¿Prefiere bañarse en las nubes al natural en un ciento por ciento, o con la colaboración de la creatividad humana?.
Para los naturalistas caminar por un bosque húmedo, de verde y tupida vegetación puede ser un buen ejercicio y también relajar el espíritu si las nubes están a una altura al nivel de la vista.
«Estar por las nubes» es una frase que se atribuye, en varios idiomas, a personas que acostumbran a vivir «desconectadas» de los problemas. También a aquellos que logran caminar por ciertos senderos en medio de tenue neblina.
Constanza, en República Dominicana es considerada como una de las regiones más frescas del Caribe. Allí está la Reserva Científica del Ébano Verde, considerada por especialistas como una joya escondida entre las montañas de la Cordillera Central dominicana.
El sendero de marras se denomina precisamente “Baño de Nubes”.
Lleva a un sitio denominado Arroyazo, uno de los balnearios más impactantes de la zona con manantiales naturales, de aguas transparentes.
El caminante se dará un baño de nubes, una práctica de bienestar que se define como un viaje especial para quienes aman las zonas agrestes, los ríos, la tranquilidad del bosque húmedo y también la aventura de las caminatas solitarias o bien acompañado.
El sendero se recorre en unas dos horas y media. La soledad es relativa porque la reserva es una zona protegida, especialmente por guardabosques.
República Dominicana es un bien reconocido país turístico. Sus cualidades vacacionales se relacionan mucho con el bienestar y el turismo de salud. En otras palabras, brinda una buena oportunidad de bienestar corporal y mental.
Al final de cualquiera de los paseos por las nubes que ofrece Dominicana existen áreas de spa de relajación absoluta, masajes, música zen, tratamientos revitalizantes con bambú, algas marinas, o inspirados en rituales ancestrales de los Taínos, indígenas de la isla con canela y jengibre.
Nubes sobre la ciudad
Para los aventureros el baño de nubes debe ser tenso y agitar la adrenalina.
La CN Tower en Toronto, Canadá, no fue hecha por la naturaleza, pero en su cima se tocan las nubes. Mide 553 metros de altura y es una maravilla del turismo.
Una de las atracciones es darse un paseo alrededor de una circunferencia en su techo, y arriba solo tendrá el cielo de testigo.
El paseo se denomina EdgeWalk y lo hacen cada año miles de aventureros de todo el mundo.
En la búsqueda de un buen momento entre las nubes, y al aire libre, no existen límites. Además de escalar montañas están a disposición los globos aerostáticos.
En Guanajuato, México existe una oportunidad cada año para pasear en globo. Allí se organiza un festival considerado como uno de los más grandes de América Latina.
Son más de 200 globos de todos colores y formas moviéndose entre las frescas nubes que parecen intocables.
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