Turismo sostenible con proa al Ártico
El turismo tiene ante sí un nuevo horizonte muy alejado de las formas tradicionales como las de sol y playa o de montañas y ríos.
Se trata del proyecto impulsado por China para crear la denominada Ruta de la seda ártica. La propuesta tiene un objetivo estratégico de carácter económico-comercial y además abrirá las puertas a los turistas de todo el mundo.
Para las autoridades de ese país asiático, la iniciativa permitirá una mayor y mejor explotación de las ventajas que ofrece esa parte del planeta para un turismo con marcado énfasis sostenible y en beneficio de los habitantes locales.
La política Ártica de China
La idea está contenida en un llamado Libro blanco sobre “la política ártica de China” que menciona las posibilidades de avanzar hacia un turismo bajo en carbono, ecológico y responsable.
Para eso, llama, en primer lugar, a las compañías nacionales a cooperar con los Estados árticos en el desarrollo del proyecto.
El documento, emitido por la Oficina de Información del Consejo de Estado, destaca que el gigante asiático es una importante fuente de turistas al ártico.
Asimismo, subraya la necesidad de fortalecer los sistemas de seguridad, de seguros y de rescate para apuntalar la estancia de los viajeros en esa fría parte del mundo.
China afirma que está lista para cooperar con todos los interesados en el aprovechamiento de la actual oportunidad histórica de desarrollar la región ártica en materia de turismo y otras muchas esferas.
De acuerdo con los especialistas, el nuevo camino recorta en un tercio el tiempo la duración del transporte de mercancías de Asia a Europa que actualmente se realiza a través del Canal de Suez.
Lado positivo del cambio climático
Y los perjudiciales efectos del cambio climático tienen allí un impacto en cierta medida favorable al modificar el entorno natural.
Ese fenómeno que amenaza a la humanidad “también ofrece oportunidades comerciales”, según el documento chino, al influir en el transporte marítimo global, el comercio internacional, el suministro energético y la vida y trabajo de los residentes en el Ártico.
Los territorios continentales e insulares en esa parte del planeta abarcan un área de 8 millones de kilómetros cuadrados, con la soberanía en manos de Canadá, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia, Suecia y Estados Unidos.
El océano Ártico se extiende por más de 14 millones de kilómetros cuadrados, en los cuales los estados costeros y otros comparten intereses y derechos marítimos amparados por la ley internacional.
El plan incluye además todo lo relacionado con seguridad de navegación y desarrollo de los recursos naturales como gas, petróleo, minerales y otras fuentes de energía no fósiles.
Y todo ello respetando las tradiciones de las comunidades indígenas de la región, las cuales también se beneficiarán con la ruta ártica.
Wellness Destiny /Foto: (Pixabay)